lunes, 31 de marzo de 2014

LA QUINTA COLUMNA

-- LA QUINTA COLUMNA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Durante la Guerra Civil Española de denominó "QUINTA COLUMNA" a las
fuerzas en apariencia leales a uno de los bandos enfrentados y que en
realidad actuaban a favor del otro. Desde entonces, el término se ha
extendido para designar a aquellos grupos, supuestamente aliados, que
realizan cualquier actividad dentro del campo contrario, dirigida a su
debilitamiento o derrota.
En España la quinta columna estuvo presente tanto dentro de los
republicanos como entre los falangistas, pero se hizo más evidente y
decisiva durante el sitio de Madrid, cuando cuatro columnas
estrechaban el cerco alrededor de aquella ciudad y un general
franquista dijo contar con "una quinta columna" dentro de la plaza
sitiada; la acción de estas fuerzas internas, en los finales de la
contienda, fue decisiva para la caída de la Capital republicana y para
que Franco pudiera proclamar su victoria un día como hoy, primero de
abril, pero de 1939.
Nosotros, quién lo puede negar, tenemos también nuestra "Quinta
Columna" pero, a diferencia de la española, la cubana se muestra más
activa cuando el cerco al que estamos sometidos comienza a
debilitarse. Efectivamente, el "bloqueo boquea"(1), Cuba no solo ha
resistido, sino que cada vez está menos aislada, es miembro activo de
varios bloques regionales y día a día amplía sus vínculos económicos y
diplomáticos con más y más naciones. Sin embargo, el daño causado por
fuerzas internas, no fáciles de identificar, se acrecienta y adopta
múltiples modalidades; desde la propagación de rumores, falsos
decretos y disposiciones, hasta la imposición de medidas impopulares
que restan apoyo y credibilidad a quienes las dictan. Otras variantes
pueden estar ocultas en la negación, freno o distorsión de las
disposiciones del ejecutivo, y que, aparentemente, quedan impunes. El
fuego es cruzado, a pesar del silencio oficial, se filtran noticias
con apariencias de fidedignas y uno se pregunta, ¿de dónde vienen los
tiros?
Es amplio el diapasón de artículos, campañas y "análisis", por lo
general dirigidos contra objetivos precisos y vitales; ya sea el
Puerto del Mariel, el sustancial ingreso que representa la
colaboración médica, la unión de los cubanos de dentro y de afuera, o
la necesaria inversión extranjera. A veces el mensaje quintacolumnista
es tan burdo que se vuelve inofensivo, otras se hace muy sutil y ahí
radica su peligrosidad, pues en ocasiones, al imitar un discurso
oficial o izquierdista, confunde a personas honestas que se hacen ecos
de tales perfidias. Un caso que retrata lo anterior, lo constituye
cierta reacción crítica a la nueva ley de inversiones, aún antes de
promulgarse. Recientemente leí un despacho (2) fechado en Miami,
¿dónde si no?, que analizaba la nueva ley de inversiones y planteaba
"lo injusta" que resulta al permitir invertir a los cubanos emigrados
que ayer apoyaban el bloqueo, pero no los cubanos de adentro que
sufrieron durante años sus consecuencias. La peluda oreja del lobo se
descubre bajo el vellón ovejuno porque, ¿dónde están los cubanos de
adentro que cuenten con el capital suficiente para invertir en la
cuantía requerida?, ¿es que hay algún Fanjul, sobreviviente
acaudalado, que ha habitado de incógnito entre nosotros durante todas
estas décadas?, ¿habrá algún cuentapropista afortunado, que ha reunido
unos cuantos millones y está dispuesto a invertir parte de ellos?, ¿o
será que se defiende a alguno que otro funcionario, muy honrado y
austero, al que la nueva ley le impedirá invertir sus ahorritos en el
país? ¡Qué injusticia, señores!...

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Abril 1 de 2014
(1) Referencia a mi artículo con ese título de fecha febrero 12 de 2014
(2) Al día siguiente, otro despacho similar señalaba que la nueva ley
no aclaraba si los cubanos residentes en Estados Unidos podrían
invertir en la isla.

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

jueves, 27 de marzo de 2014

OTROS EQUIVOCADOS

-- OTROS EQUIVOCADOS
Por Sempronio, el de Regla

Como les ofrecí, hoy trato sobre otros tipos que, aunque diferentes a
los que mencioné, también pertenecen al equipo de los grandes
equivocados. No me ocuparé de los que confunden el ser revolucionarios
con ser oficialistas, ni del que cree hacernos un favor por atendernos
en un comercio o en una oficina, ya eso lo toqué en artículos
anteriores; ahora pasaré revista a otras variedades también
peligrosas.
Tenemos como representativo de una especie al que hasta el otro día
llamaban "Pepe" y hoy nombran por sus dos apellidos. No es por gusto,
es que Pepe, a fuerza de decir a todo que sí, de estar siempre de
acuerdo con el jefe y atento a las señas que vinieran de arriba, hizo
carrera y hoy tiene un cargo de cierta importancia. Desde ese puesto,
convertido en funcionario emisor de papeles, certificados y
"autorizos" muy requeridos, es otro y se comporta equivocadamente;
ahora habla de "pueblo" como ente aparte, lo hace con desprecio, le
reprocha su mala conducta y ser el culpable de todos los males que
padecemos, mientras él hace cada vez más difícil la obtención de los
documentos con su firma. Pepe cree que su situación privilegiada le va
a durar siempre, para asegurarlo está atento a cualquiera que le pueda
serruchar el piso; claro, sin quitar la vista de arriba y así poder
moverse con el compás que tocan en lo alto. De tanto mirar para arriba
y para abajo, ahora padece de una seria tortícolis. Lamentablemente
para él, sus días terminarán cuando designen a otro jefe superior que
no lo conozca y no sepa evaluar sus "méritos".
Otro caso es Panchón el empresario; él se cree dueño de la empresa que
dirige, y actúa como tal. Eso sería muy encomiable, si se tratara solo
de los esfuerzos que dedica a sus responsabilidades; pero es el caso,
que Panchón dispone para su beneficio de recursos que no le pertenecen
y vive como un exitoso empresario privado, para él no hay diferencias
entre capitalismo y socialismo. Así lo vemos agobiado de trabajo,
consagrado a sus negocios, pero asegurando siempre sus vacaciones en
Varadero o en Cancún, de acuerdo a sus posibilidades. Padre de
familia ejemplar, él no descuida colocar a familiares y amigos en
posiciones codiciables y lo hace gracias a sus contactos con otros
Panchones.
Muy distinto es el caso de Clemente, éste se deslizó en "home" por el
camino del "teque", las marchas y las movilizaciones y hoy es
"dirigente". Comenzó bien temprano, se destacó en la UJC y luego en el
Partido, donde llegó de "flay", de forma automática. Nadie sabe a
quién representa, quién lo puso y quién lo mantiene en su posición,
pero está ahí, con cierto poder. Clemente no admite discrepancias,
todo aquel que opine diferente es enemigo y divide a la gente en los
que están con él o en contra. Como él se considera "la revolución",
todos los que lo contradigan son "contrarrevolucionarios, simples
mercenarios del Imperialismo.
Estoy seguro que a todos estos aturdidos y a otros que no he
mencionado les llegará su hora de amargo despertar; como siempre,
confío en la Historia. Por otra parte, no pretendo hacer un catálogo
de los confundidos, siempre quedarían muchos por clasificar; como
pueden apreciar son muchos y diversos, pero basten estos ejemplos para
acercarnos a su universo; en fin, amigos, que en Cuba abundan y sobran
los EQUIVOCADOS.

Desde Regla, tierra bendita de Yemayá, cuna bravía de los abacuá.
Marzo 27 de 2014

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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jorgecoliva@gmail.com

martes, 25 de marzo de 2014

LOS EQUIVOCADOS

LOS EQUIVOCADOS
Por Sempronio, el de Regla

Con demasiada frecuencia encuentro personas, al parecer muy
disgustadas, que se las pasan rezongando, criticándolo todo,
destilando inconformidad y amargura. Por lo general, traslucen ese
estado anímico en el trato áspero que brindan y la mala gana con que
realizan su trabajo; con tal conducta difunden el malestar que sienten
y tratan de generalizarlo, a su manera "socializan el malestar".
Muchos aspiran a emigrar porque piensan que "allá afuera" tendrán
mejor suerte y el éxito les sonreirá. Duele verlos abroquelados en esa
presunción, sin contar con conocimientos ni habilidades que les
garanticen el destino mejor con que sueñan. Otros, más recalcitrantes,
anhelan el retorno del capitalismo, un sistema "en el cual se puede
vivir". Estos no aspiran a "pirarse", sino a que todo vuelva a "lo de
antes", cuando este país era muy feliz, con muchas inversiones yanquis
y miles de turistas gastando a lo loco. Han oído que ciertos
"cubanólogos" afirman que Cuba era una tacita de oro, ejemplo para
América Latina y "esos americanos sí saben lo que dicen".
Lamentablemente, la gran mayoría de estas personas no tiene edad para
haber vivido bajo el sistema que añoran y sus conocimientos sobre el
mismo, se basan en lo que dicen amigos y parientes que vienen de
vacaciones a deslumbrarlos con lo que presumen tener y en realidad no
tienen; eso lo confirman las películas que ven y algunos viejos que
cuentan que en La Habana un pan con bistec costaba diez centavos y la
cerveza una peseta. Sin embargo, si agregan que ganarse una peseta no
era fácil, califican la parrafada de "teque". Para ellos, el paraíso
está allá, "al otro lado del charco", donde la gente es bonita, viste
bien y todos tienen auto. Equivocadamente, piensan que "allá afuera"
podrán vivir mil veces mejor, empleando el mínimo de esfuerzos que acá
realizan; ignoran que en ese mundo ideal, no podrían competir y sus
oportunidades reales serían nulas, allá "tendrán que pulirla muy duro"
y aun así estarán al final en la fila del reparto. Por desgracia,
estos sujetos fueron educados en la cultura del menor esfuerzo, aquí
sobreviven, pero en la sociedad en que aspiran a insertarse las reglas
son otras.
Esta gente que digo son los verdaderos utópicos pero, contrario a los
que luchan por un mundo más justo, no hacen nada por lograr sus
sueños. Tengo a mano dos ejemplos y usted seguro que conoce algunos
más. Fefita es tendera y está buscando la forma de irse para "la
yuma"; no sabe inglés, ni se esfuerza por aprenderlo, total, cuando
llegue allá se instalará en Miami donde todos hablan en cubano;
mientras le llega el chance, maltrata a los clientes y trata de
"arañar" lo que pueda; ella piensa que allá podrá hacer lo mismo. El
otro botón de muestra lo personifica "Guancho" que ostenta un
deplorable nivel escolar; él no trabaja, vive "del invento" y le reza
a todos sus santos porque "esto acabe de caerse"; entonces será su
hora, podrá "bisnear en grande" y está seguro de que hará una gran
fortuna. Tanto Fefita como Guancho no son personajes que he inventado,
son bien reales y aunque existen especímenes que muestran otros
desatinos, todos juntos engrosan las filas de LOS EQUIVOCADOS. Si
Jorge C. me da un filito, mañana escribiré sobre otra clase de
equivocados.

Desde Regla,
Tierra bendita de Yemayá, cuna bravía de los abacuá.
Marzo 26 de 2014
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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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miércoles, 19 de marzo de 2014

Fwd: DISCREPO, QUERIDO MENCHACA

-- DISCREPO, QUERIDO MENCHACA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Raúl Menchaca es un periodista de fibra, un verdadero periodista; no
milita entre los apologistas ni entre los hipercríticos, es muy
objetivo y sus crónicas difundidas por Radio Reloj los martes y
viernes dicen mucho y dicen bien de nuestro acontecer más inmediato.
A Menchaca lo conocí en ocasión de discrepar de un artículo suyo, en
que informaba que se había adjudicado la administración de un ingenio
azucarero a especialistas brasileños. No estuve de acuerdo con que
delegáramos en otros la actividad que era "lo mejor sabíamos hacer";
disentí con el respeto y la ética que debe prevalecer en todo
cuestionamiento y de inmediato entablamos un diálogo muy fructífero,
donde analizamos nuestros respectivos puntos de vista; de aquel
intercambio surgió una sincera amistad, que pronto se fortaleció al
comprobar que teníamos varios amigos en común, pero que sobre todo,
también compartíamos criterios sobre cuestiones esenciales. Hoy cuento
con satisfacción a Raúl como uno de mis más cercanos compañeros de
trinchera.
Lo anterior no quiere decir que siempre concordemos; sobre nuestros
trabajos respectivos ejercemos una crítica honesta, sana, que no es
otra cosa que el ejercicio del criterio propio, ajeno lo mismo al
halago empalagoso, que a la ofensa sietemesina. Precisamente, hoy
discrepo de su crónica sobre el aumento salarial, bien merecido, que
recibirán nuestros profesionales de la salud. Y no es que piense que
no deben recibir más estos abnegados trabajadores, sencillamente
discrepo por la razón que alega Raúl en su crónica trasmitida el
martes 18 de marzo. Plantea mi admirado amigo, que este sector es el
sostén económico que más divisas ingresa al país; esto es cierto, sin
embargo, dentro del mismo sector, hay Biólogos, Bioquímicos,
Microbiólogos, y otros que, llevan décadas formando médicos, pero que
no recibirán el estímulo reservado para los médicos y demás personal
de la salud. Si la contribución al ingreso de divisas, fuera el
criterio por el cual debe retribuirse a cada cual, bien arreglados
estarían otros trabajadores, como los de la educación, merecedores de
igual reconocimiento, pero que no aportan beneficios tangibles en
expresión monetaria. Además, este criterio de distribución peca de
economicista y atenta contra la fórmula acuñada por nuestra doctrina,
la que debe primar para la etapa que se supone estamos construyendo:
"... a cada cual según su trabajo".
Lamentablemente, los criterios economicistas sustentan muchas
decisiones de gobierno y algunas parecen ser la única opción en estos
momentos. No obstante, no hay que absolutizar y negar la posibilidad
de otras soluciones. En este caso, conjuntamente con tal medida,
valdría implementar las complementarias que validaran principios tales
como igual remuneración a igual trabajo, ya que se soslaya el que debe
prevalecer en la etapa socialista y que apunté en el párrafo anterior.
Por todo lo anterior, hoy vuelvo a discrepar de Menchaca; lo hago con
el espíritu fraternal y la sinceridad que prima en toda amistad
verdadera, la única que conozco, la que se asienta en principios y no
en complacencias mutuas. Al final, debo agregar que puedo estar
equivocado, pero que así lo pienso y digo.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Marzo 19 de 2014

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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jorgecoliva@gmail.com



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martes, 18 de marzo de 2014

OFICIALISMO Y OPOSICIONISMO

--OFICIALISMO Y OPOSICIONISMO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Un componente fatídico de nuestra identidad nacional es lo
hiperbólicos que solemos ser. Todos los cubanos que conozco presentan,
en mayor o menor medida, esa tendencia a ser exagerados en las
posiciones asumidas, las que llevan al extremo y que pueden conducir
al fanatismo. En el caso de las ideas políticas, tenemos a los que
consideran que ser revolucionarios es ser acríticos y partícipes en el
coro de alabanzas que entona el oficialismo; para estos no hay opción,
todo lo que no sea apología es diatriba enemiga; mientras que, entre
los contrarios, encontramos algunos para los cuales cualquier análisis
objetivo resulta oficialista si no ataca al gobierno. La
identificación del totí, del culpable total, es punto de divergencia
irreconciliable entre los dos bandos; todos pretenden señalar un totí
distinto. Mientras que algunos personeros gubernamentales le echan
toda la culpa al pueblo, hay también quienes culpan al gobierno de
cuanto mal nos aflige; tanto unos como otros pecan de exagerados, por
la sencilla razón de que se enclaustran en dos bastiones extremos, el
oficialismo y el oposicionismo, ambas defendidas con empecinamiento
cerril. Estoy muy lejos de calificar de oportunistas a todos los
extremistas de uno u otro bando, pero sus posiciones pueden llegar a
confundirlos con ellos, porque también van a los extremos.
Como ejemplo, para mí aleccionador, recuerdo al órgano de prensa
digital que, desde la sufrida Guatemala, se ufanaba de su militancia
"revolucionaria" y que publicó mis artículos, hasta el día en que en
uno de ellos hice una crítica constructiva al gobierno cubano; desde
entonces, me ignoró como a un apestado y recurrió a un tercero para
pedirme que no enviara ningún trabajo más. En otras palabras, me
excomulgó, juzgó mi escrito como hereje y me condenó como tal sin
derecho a apelación. Lamentablemente, sin ser cubanos, estos hermanos
hicieron gala de un oficialismo bien exagerado, que hubiera envidiado
el Granma.
En el campo del oposicionismo a ultranza, caen otros que, rayando en
el nihilismo, claman por el barrido absoluto de todo lo instituido,
gobierno y figuras incluidas, por el desmantelamiento total del
sistema, al que no le conceden ni la sal ni el agua y al que culpan de
todos los males que padece el pueblo; por lo general, estos
oposicionistas ignoran o minimizan el daño que nos causa el bloqueo
norteamericano y culpan a la parte cubana por no haber contribuido
para que la otra parte lo levante. Si el gobierno cubano se abre al
comercio e inversión extranjeros, lo tachan de estarse entregando al
capitalismo; si por el contrario adopta alguna medida socializadora,
lo acusan de régimen totalitario y de promover el centralismo más
absoluto.
En un momento de necesario diálogo, como el que estamos viviendo, las
posiciones extremas son dañinas, cierran los caminos del entendimiento
que son los únicos que nos pueden conducir a la sociedad que todos
deseamos. Hoy como nunca necesitamos del análisis objetivo y mesurado,
despojado de apasionamientos que solo producen ceguera e
incomprensiones.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Marzo 18 de 2014

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jueves, 13 de marzo de 2014

LA COMUNICACIÓN

--LA COMUNICACIÓN
Por Jorge C. Oliva Espinosa

La comunicación, el mutuo intercambio ayuda al conocimiento de los
dialogantes, los acerca a la comprensión de intereses y posiciones
respectivas y crea un clima de confianza, propicio para la
identificación de objetivos compartidos y del trabajo necesario para
lograrlos. El silencio, en cambio, contribuye al aislamiento, aumenta
la distancia entre las partes y es campo fértil para dudas,
incomprensiones y desconfianza. Esto, que parece una verdad
perogrullesca, cobra especial significado cuando los que se comunican
por el diálogo son los gobernantes de un lado y los gobernados del
otro. Un distanciamiento de gobierno y pueblo, debido a la falta de
comunicación, dificulta la labor del primero y siembra incredulidad,
malestar y descontento en el segundo.
Durante décadas nos acostumbramos a la cercanía de un Fidel,
comunicador excepcional, que nos hacía sentir parte de la conducción,
que sabía comprometer a las grandes mayorías en empeños considerados
de todos. Después, él tomaba la decisión final y si no era la correcta
y fracasaba, tenía el valor de aceptar la responsabilidad; entonces,
le disputábamos la paternidad del entuerto, porque todos, en mayor o
menor medida, nos sentíamos culpables del incumplimiento. Fue cuando
nos acostumbramos a conjugar los verbos en primera persona del plural
y comenzamos a decir: "fallamos en tal cosa, incumplimos tal otra".
Ahora, ante un cambio de estilo, sentimos aún más la ausencia de aquel
diálogo continuo al que nos acostumbró y que nos hizo partícipes de
logros y reveces.
El actual presidente, General de Ejército Raúl, heredó una tarea
ardua: la continuidad y la enmienda profunda que nos permita
sobrevivir. La está llevando a cabo con métodos y estilos propios, muy
diferentes a los de Fidel. Pascal decía que "el hombre es su estilo",
porque cada individuo imprime a sus actos su manera de hacer las
cosas. Hoy ya no escuchamos discursos kilométricos, ni tenemos la fe
necesaria para escucharlos. El lenguaje del nuevo gobernante es
lacónico, escueto, terminante y no se deja oír con la frecuencia de
antes. Entre una y otra comparecencia, se dilatan períodos de silencio
que se pueblan de incertidumbres y rumores, que no son nada positivos.
Una medida, un decreto, puede ser anunciado o estar inscrito en los
Lineamientos, pero su puesta en práctica será siempre sorpresiva para
los afectados que se enterarán cuando se promulgue; las llamadas
"consultas populares" carecen de horizontalidad y solo permite a la
cúpula saber el sentir de la base; y eso de una parte casi siempre
sesgada. Se denuncia el "secretismo", pero el pueblo carece de mucha
información necesaria que, con frecuencia, se le oculta; esto atenta
contra su participación y un referendo verdadero no se ejecuta aquí
desde 1976.
Insistentemente, Raúl ha llamado al "cambio de mentalidad", cambio que
debe alcanzar a todos, gobernantes y gobernados y que contribuirá a
una mayor comprensión por cada una de las partes con respecto a la
otra. El pueblo de hoy, no es el mismo de los años inmediatos al
triunfo revolucionario, la mística de aquella revolución hermosa se ha
perdido; hay cansancio y frustraciones acumulados en más de medio
siglo de bregar por un futuro que no llega, por ello el discurso de
los primeros años hoy no concita la movilización de las masas; eso
hace más necesario y a la vez difícil el cambio. Quizás sea el momento
de propiciar un cambio de mentalidad, mediante el reforzamiento de la
comunicación. Mentalidad y comunicación constituyen un par con
influencias recíprocas.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Marzo 14 de 2014
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lunes, 10 de marzo de 2014

DEFINIR POSICIONES

--DEFINIR POSICIONES
Por Jorge C. Oliva Espinosa

En mi artículo anterior llamé a no equivocarnos al elegir el blanco
contra el que debemos disparar, a identificarlo con claridad. Y es
conocido que, para visualizar correctamente un objetivo, es necesario
colocarse en la posición adecuada; sucede muchas veces que una mala
ubicación nos impide afinar la puntería. Por eso hoy, continuando con
el mismo tema, me centraré en dónde situarnos para no fallar. Conocer
cuál es nuestro lugar, determinar el sitio adecuado que debemos ocupar
en la lucha, es un asunto de vital importancia y que debemos tener muy
presente. Dentro del bosque, los árboles suelen dificultar la visión;
al descampado, la luz solar nos puede cegar. En ambos casos, al no
posesionarnos correctamente, podemos confundirnos de objetivo y
afectar la puntería del disparo. De ahí la importancia de elegir
correctamente la posición de nuestra trinchera. Habrá que tomar en
cuenta todos los factores que pueden distorsionar o hacer variar
nuestro accionar; tanto componentes del entorno, como internos y
subjetivos que son difíciles de eliminar. Estos últimos plantean
inevitables dilemas de conciencia, condicionan nuestras opiniones y
nos limitan al expresarlas.
El otro día, intercambiaba con Manuel David Orrio sobre problemas de
nuestra actualidad y al comentar sobre el censor que todos llevamos
dentro, que nos restringe y somete a una severa autocensura,
concluimos que era sano y necesario cuestionarse a quién beneficiamos
con nuestros criterios. Este valioso amigo acuñó entonces una
sentencia que se me quedó grabada: "Yo me pregunto si beneficia al
pueblo; si es así, desestimo cualquier riesgo". Una vez más, Orrio me
daba elementos para cimentar la admiración y el afecto que le profeso.
Es una verdad irrebatible: todos nos autocensuramos; unos más, otros
menos, pero todos nos sometemos a una primera crítica interna. Marx
planteó la necesidad de cuestionarlo todo, desde la opinión propia
hasta el marxismo. En lo personal, con frecuencia me asaltan las
dudas; algunas veces por la validez de "mis verdades", otras (que son
mayoría) porque comprendo que no tengo toda la información necesaria.
Una regla que trato siempre de poner en práctica y que hasta ahora me
ha dado buenos resultados, es conocer la posición del enemigo, sus
intereses, lo que éste pretende, lo que opina. Entonces, se despeja
cualquier incertidumbre, el lugar que debo ocupar me queda claro: mi
deber está en el lado opuesto. Frente al imperialismo no valen medias
tintas; todo lo demás puede adoptar matices, distintas formas de
concebir el futuro y diversas vías para alcanzarlo; pero ante el
sistema "revuelto y brutal que nos desprecia", la definición es
unívoca e inmediata: ¡Ni dormido, me permito coincidir con quienes
hacen todo lo posible por destruirnos! Puedo carecer de información,
aun teniéndola puedo equivocarme; pero desinformado o equivocado,
jamás participaré en el bando de quien nos ataca y sueña con volver a
someternos. En ese error, al parecer, caen los venezolanos del Partido
Socialismo y Libertad: su accionar está coincidiendo con el mayor
enemigo de todas las modalidades del Socialismo; están participando
del ataque que éste lanza contra el gobierno bolivariano.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Marzo 11 de 2014
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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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domingo, 9 de marzo de 2014

-NO CONFUNDIR EL BLANCO

--NO CONFUNDIR EL BLANCO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Los revolucionarios y todos los que aspiran a un mundo mejor (1) deben
poseer, entre otras virtudes, buena puntería. Además de la destreza en
la utilización de sus armas, les es necesaria la capacidad de elegir
certeramente a quien dirigir los disparos. Al afirmar lo anterior, no
estoy en pose guerrerista, ni haciendo un llamado a la lucha violenta;
uso metáforas bélicas para referirme a la habilidad de distinguir
dónde está, en cada momento, el verdadero enemigo; el mayor, aquel al
que es necesario combatir y sobre el cual hay que centrar el fuego. Al
hacer estas reflexiones, tengo presente las lecciones de la historia,
de donde extraigo dos ejemplos. Uno, el error cometido por los
comunistas cubanos en 1933, cuando atacaron con furia al llamado
"Gobierno de los Cien Días", desviando los disparos del blanco al que
debían disparar: el Imperialismo yanqui. Aquellos camaradas del patio,
sin proponérselo, colaboraron con el imperio, le ayudaron a librarse
de un molesto enemigo, de un Guiteras que ponía en riesgo sus
intereses económicos y el dominio político de Washington sobre Cuba.
Fue un error grave que luego reconocerían, pero que no les impidió
caer en otros posteriores; la mala puntería siempre los acompañó.
Otro ejemplo distinto, en el que se supo hacia dónde apuntar fue
cuando, ante el golpe del 10 de marzo de 1952, el estudiantado
universitario brindó su apoyo al corrompido gobierno de Prío porque,
aunque carente de prestigio, representaba la legalidad que violaban
los golpistas. La Historia nos da cada día sus lecciones; en estos
casos, ilustra la decisión correcta o incorrecta de luchar desde una
posición dada, hacia dónde dirigir el golpe principal, la capacidad
para identificar a quién es preciso atacar en un momento histórico. Y
si traigo esto a colación, no es porque, de recalcitrante, quiera
destacar las pifias de los viejos camaradas; tampoco me propongo
exaltar la posición correcta que tomó el estudiantado cubano en un
momento dado; lo hago motivado porque un gran amigo me envía el
artículo publicado por el Partido Socialismo y Libertad que, en
Venezuela, llama a combatir al gobierno bolivariano. Para estos
camaradas, los ataques que enfrenta Maduro y su equipo, son el "cuento
chino del golpe suave y de la guerra económica... un discurso para
intentar cohesionar a su alrededor a la base popular del chavismo..."
Estos compañeros se declaran socialistas y sin embargo parecen
desconectados de la realidad. ¿Es que las manifestaciones de violencia
callejera, de vandalismo que se producen en las calles venezolanas,
son protestas espontáneas y populares? ¿Quiénes están detrás de ellas,
las alientan y financian? ¿Es un "golpe suave" el intento de derrocar
un gobierno electo? ¿Son "cuentos chinos", los barrajes de propaganda
que se lanzan contra Venezuela y su gobierno legítimo? ¿Son inventos
gubernamentales el acaparamiento y otras formas de provocar malestar
popular? ¿No se percata el Partido Socialismo y Libertad que están
colaborando a la guerra que se le hace a la revolución venezolana? ¿A
quién beneficia el llamado que hace el PSL a "enfrentar" los acuerdos
que está tomando el gobierno con sus principales oponentes? Que
conste, no estoy llamando a los venezolanos del Partido Socialismo y
Libertad a plegar sus banderas, ni al abandono de sus reclamos; mucho
menos les pediría que se volvieran oficialistas; solamente les muestro
algunos ejemplos dolorosos de nuestra historia, por si les sirven de
lección, y les alerto para que no confundan el blanco al que deben
disparar. Si recurro a casos cubanos es porque tuve oportunidad de
vivir algunos, no por soberbia chovinista, ni prepotencia alguna.
Seguramente, tienen suficientes y mejores ejemplos en la historia
venezolana, que conocen mejor que yo. Como hijos de la Patria Grande,
a todos nos acecha un enemigo común; antes que militantes de ningún
partido, ustedes son venezolanos y latinoamericanos. Un desvío en la
dirección principal de la lucha, pudiera convertirlos en cómplices del
agresor extranjero.

Desde Regla, ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión
de rebelde cubanía.
Marzo 10 de 2014
(1) Hay quienes se conforman con aspirar a ese mundo, sin hacer nada
por lograrlo.

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

miércoles, 5 de marzo de 2014

¿DE QUIÉN ES ESTO?

¿DE QUIÉN ES ESTO?
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Entre los clichés que empobrecen el lenguaje, últimamente ha
proliferado "el sentido de pertenencia", frase con poco sentido y de
la que se abusa, sobre todo cuando lo que abunda es la ausencia del
referido sentido; así achacan el maltrato a la propiedad social a una
falta del "sentido de pertenencia", lánguido eufemismo para encubrir
que la tal propiedad no es considerada propiedad de todos. Por el
contrario, cuando se quiere resaltar el buen desempeño de un
colectivo, se dice entonces que allí todos obran con gran "sentido de
pertenencia". Se hace evidente que el excesivo uso de este comodín,
trae una gran confusión al aplicarlo indiscriminadamente. El primer
caso se refiere al vandalismo y otras conductas incivilizadas o actos
de clara delincuencia; mientras en el segundo, se quiere destacar el
amor de los trabajadores hacia su centro trabajo y al oficio o
profesión que cada cual desempeña en el mismo. Es cierto que entre
pertenencia y propiedad hay una relación, pero no toda propiedad
constituye pertenencia y aunque esta última es unívoca e infiere
adjudicación a un propietario dado, la propiedad puede asumir
modalidades, todas consagradas en nuestra Constitución. Así tenemos
que nuestra Ley de Leyes reconoce la propiedad social, la individual,
la cooperativa y con la nueva ley de inversiones, habrá que hacerle un
huequito a la propiedad mixta y aun a la extranjera que se asiente en
las zonas especiales que se proyectan.
En mi más reciente artículo abordé la eficiencia y la relacioné de
alguna forma con el tipo de propiedad, que no será nunca su causa
determinante; como no quiero que se confunda mi tesis con una defensa
de la propiedad privada, es necesario abundar en el concepto. Dije y
reitero que los verdaderos dueños de la llamada propiedad social, no
perciben que es suya dicha propiedad, porque no ejercen soberanía
sobre ella, ni disfrutan de sus resultados. Hace algún tiempo traté
sobre la "Propiedad", el derecho que la sustenta, su conservación y
deterioro (1). Hoy vuelvo sobre el tema, pero centro el enfoque sobre
la relación que se establece entre el sujeto poseedor y el objeto
poseído. ¿En qué se basa un individuo para declarar que algo le
pertenece? ¿Cómo sabe Usted que determinado objeto es suyo? La
adquisición por cesión, legado o por compra, puede ser la primera
respuesta que se le ocurra; pero no es suficiente. Adquirir algo no
implica, necesariamente, disfrutarlo o percibir sus beneficios.
Entonces, haberlo adquirido no basta para definir su propiedad.
Agreguemos ahora el uso o aprovechamiento del bien para establecer su
relación de propietario; pero esto tampoco completará la definición de
"lo suyo". Piense si no, en que mediante el usufructo, el
usufructuario usa o disfruta de un bien que no le pertenece, cuya
propiedad pertenece a otro. Falta algo más: la soberanía sobre la cosa
poseída, el poder decidir sobre ella. Hace siglos los romanos, sabios
legisladores, resolvieron el asunto al dotar al propietario de tres
facultades principales: uso (ius utendi), disfrute (ius fruendi) y
disposición (ius abutendi). Así que ya lo sabe, para considerar un
bien como suyo es necesario que usted pueda usarlo, disfrutarlo y
disponer del mismo por su soberana voluntad. Si falta alguna de estas
tres condicionales, ¡olvídelo, eso no es suyo!

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Marzo 6 de 2014
--(1) Ver mi artículo con ese título, fechado en julio 30 de 2013
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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

martes, 4 de marzo de 2014

¡AY, LA EFICIENCIA!

¡AY, LA EFICIENCIA!
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Si concordamos en definir la "EFICIENCIA (1)" como la manera o modo de
obtener un fin con calidad, un gasto de recursos y tiempo previstos;
mientras que ser "eficiente" lo entendemos como aquel o aquello(a) que
demuestra eficiencia en su obrar, estaremos de acuerdo que, en nuestro
sistema productivo en particular y en nuestra economía en general, la
eficiencia brilla por su ausencia porque no somos eficientes.
Los capitalistas tienen su forma y método para lograrlo; allí o eres
eficiente o pereces. Nosotros, los que aborrecemos ese sistema por
brutal e inhumano, aspiramos a que el hombre, libre y dueño, desate
todas sus potencialidades y coloque a la EFICIENCIA como meta y
aspiración común, en una sociedad intrínsecamente justa y eficiente.
Sin embargo, la práctica diaria, esa realidad que nos rodea y agobia,
demuestra que aún no se logra este ideal. Se hace imprescindible
entonces buscar, encontrar y eliminar el obstáculo que lo impide.
¡Ay, la eficiencia! ¡Cuánta falta nos haces! ¿Por qué tal Empresa
Estatal no es eficiente? ¿Por qué un comercio gastronómico, cómo una
simple pizzería, en manos estatales da pérdidas, pero a un
cuentapropista, su timbiriche que oferta lo mismo, le da para vivir y
para acumular algo? ¿Es que el socialismo no puede competir con el
capitalismo en eficiencia?... Hace tiempo que leí un escrito de un
colega que lo explicaba diciendo: en la empresa estatal existe una
estructura funcional que reclama su cometido y gravita sobre sus
costos; está el Director con su oficina, auxiliado muchas veces por el
subdirector; el departamento de Recursos Humanos, el de Control de la
Calidad, el de Finanzas y Contabilidad, y así una lista profusa de
funciones y funcionarios "indispensables" para la actividad; además,
agrego yo, todos dependen de una supra estructura, de un nivel
superior que de ellos se alimenta. Todo un andamiaje que, como órgano
de dirección, también carece de eficiencia. Este argumento se debilita
porque el capitalista también tiene sus órganos de dirección y
control; sin embargo este aparato, aparentemente improductivo, es allí
eficiente y lo es por las mismas causas ya apuntadas. En la Empresa
Estatal que es propiedad de todos, nadie actúa como propietario, ni
dirigidos ni dirigentes; el concepto de propiedad ha sido enajenado.
Volvamos al pequeño ejemplo del cuentapropista, aquí él es dueño y
obra como dueño; como su destino está ligado al éxito o fracaso del
negocio, asume todas las responsabilidades, es el "hombre orquesta",
lo hace a gusto y obtiene ganancias que determinarán su bienestar y
nivel de vida. No es el caso de las pizzerías estatales, donde habría
que añadir los "desvíos" de harina, queso, grasa y demás componentes;
y lo más importante, el obrar con desgano del que trabaja y del que
dirige. Todos sienten que el comercio no es suyo y tratan de sacar el
máximo de beneficios con el mínimo de esfuerzos, a ellos les da lo
mismo que el comercio venda o vaya a la ruina, que el cliente (ahora
usuario) se marche satisfecho o malhumorado. En esa indiferencia se
sumerge el eslabón más débil, la pieza principal, el que trabaja, a
quien todo lo da igual, porque venda mucho o nada, prospere o no el
establecimiento donde trabaja, su salario será el mismo. No puede
sentirse propietario quien no decide sobre la propiedad ni disfruta de
sus posibles rendimientos.
Concluyo entonces: el problema no está en el tipo de propiedad,
estatal o privada, sino en el hombre y su realidad cotidiana. Más que
en el hombre, en el sistema salarial del que mal se alimenta. Con ese
hombre no valen consignas, ni ideologías, sino motivaciones reales,
capaces de energizarlo y volverlo productivo. Ese hombre tiene
necesidades que requiere satisfacer con urgencia, y cualquier intento
estatal en el campo de los negocios será ineficiente hasta que se les
dé respuesta debida a esas necesidades. Marx nos alertó que mientras
exista el salario, subsistirá la explotación del hombre; si queremos
desprendernos de todo rezago del capitalismo, habrá que eliminar la
figura del trabajador asalariado, restituirle al productor su
identidad de dueño; en otras palabras, hacerlo partícipe de decisiones
y resultados. Entonces veremos la eficiencia en acción, porque todos
seremos eficientes.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Marzo 5 de 2014
(1) Se admiten otras definiciones, pero todas hacen hincapié en la
obtención de los objetivos esperados.

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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domingo, 2 de marzo de 2014

EL COSTO DE SER HÉROES

EL COSTO DE SER HÉROES
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Después de sufrir el odio visceral del enemigo, después de resistir
durante quince largos años todo el rencor que guarda el Imperio contra
quien no se somete y le enfrenta, regresó a la patria Fernando
González. Es el segundo en volver, de los cinco que representan todo
lo heroico y noble de nuestro pueblo; todavía quedan tres, pagando las
condenas con las que se pretendió castigar a Cuba.
Fernando, al igual que René, recibe la admiración, el respeto, el
agradecimiento y el orgullo con que lo acogen sus compatriotas,
sentimientos que merecen también los tres cautivos restantes y que
recibirán igual acogida cuando regresen del "dulce abismo". Allá, en
las entrañas "del monstruo revuelto y brutal que nos desprecia",
indoblegables, permanecen Ramón, Tony y Gerardo. Ellos completan el
quinteto de gigantes que, arrostrando todos los peligros, penetraron
el campo enemigo para proteger a la Patria contra la barbarie del
terrorismo. Son LOS CINCO que decidieron pagar el costo de ser leales,
no cejaron en el empeño de ser consecuentes hasta el final y velaron
por nuestras vidas y tranquilidad; por eso, el deber elemental de todo
cubano es luchar sin descanso porque sean liberados y vuelvan a
reunirse con sus familias, en el seno de la Patria agradecida.
Estos cinco gigantes de la entrega total, en su lucha inclaudicable
encarnan la capacidad de sacrificio y abnegación de nuestro pueblo;
ganaron con su decisión y coraje la categoría de Héroes. Sin embargo,
no eran los únicos que formaban la "Red Avispa". Hubo otros que, como
dijo Bertolt Brecht, "lucharon un día y fueron buenos", pero
desistieron; a esos les faltaron fuerzas para continuar y claudicaron.
Dejaron pasar la hora decisiva de ascender, de convertirse en héroes,
flaquearon y prefirieron acogerse a la "indulgencia" del imperio que
fueron a combatir. Y la hallaron, a cambio de una cooperación
humillante; a sus puertas llamó la Gloria ofreciendo sacrificio y no
escucharon su llamado; antepusieron el yo a la Patria y de ella
recibieron un piadoso olvido. Hoy, cuando LOS CINCO reciben homenaje,
aquellos otros merecen silencio y omisión, como si nunca hubieran
existido. Sin embargo, para su mal, existieron, existen y siguen
vivos; conservaron la vida y la "libertad" concedidas al que se rinde,
pero en lo más profundo de sus conciencias, los mató la vergüenza de
no haber resistido, por no elegir correctamente entre "yugo y
estrella". Quizás, en el último rescoldo de cubanía que les quede,
oirán el apotegma martiano que les reproche: "Los que no tienen el
valor de sacrificarse, han de tener al menos el pudor de callar ante
los que se sacrifican". Un deseo de morir los alcanzará cuando vean el
júbilo con que la Patria recibe a sus héroes, el merecido
reconocimiento que les tributa y que pudo haber sido también para
ellos, los que no supieron pagar EL COSTO DE SER HÉROES.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Marzo 3 de 2014
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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com