miércoles, 30 de enero de 2013

EL TRATO

EL TRAT0
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Idos, al parecer para siempre, son aquellos viejos tiempos en que se
decía "el cliente siempre tiene la razón" y en los que proliferaban
los comercios que tenían por nombre "La Complaciente". Hoy, hasta el
cliente ha desaparecido y la relación entre el sucedáneo de éste y el
dependiente ha cambiado drásticamente. Porque en nuestros días no
existen los clientes o marchantes, se han trasmutado en el consumidor
o usuario. Esos seres molestos que vienen, en el momento más
inoportuno, a turbar la paz y el descanso del que "atiende" el
establecimiento. Es natural entonces, que el esforzado trabajador se
moleste, se irrite y reaccione contra el perturbador. Su primera
actitud es mostrarse osco, no está para responder preguntas y mira al
recién llegado con desconfianza y resentimiento. Si éste persiste en
molestar, vendrán las respuestas en mala forma, soberbias y llenas de
desprecio. En el remoto pasado, el comerciante agradecía la visita a
su establecimiento, daba los buenos días al recién llegado y
amablemente le preguntaba qué podía ofrecerle. Hoy, si el empleado
hace una pregunta, es un ríspido y agresivo "¿Qué quiere?" Todo porque
en su mentalidad se ha creado la convicción de que, al prestarle
atención, le está haciendo un favor al que llega; favor, que los muy
ingratos, no agradecen.
Recién abiertas las tiendas que venden en moneda dura, los empleados
de las mismas nos daban el trato de Señor y dispensaban una amabilidad
rayana en el servilismo, que extrañó a muchos y resultó molesta a
algunos. Eso de que unos billetes convertibles transformaran al
compañero en señor, no me fue agradable. Pero el fenómeno duró poco y
hoy, en esas tiendas, emulan en maltratar al que viene a comprar, con
la misma aspereza que puede recibirse en los comercios donde los
precios son en pesos cubanos. La mayoría de las tiendas llamadas TRD
(tiendas recuperadoras de divisas) son pequeñas, se instalan en
quioscos o en contenedores con ventanillas enrejadas, por donde debe
atisbar el aspirante a comprar y por donde recibirá el producto
deseado, por donde pagará y recibirá su vuelto. En una de mis crónicas
recientes, relaté el incidente que provocó una viejita al reclamar el
cambio recibido. Fue aquí, en Regla, en la tienda situada en la
esquina de Maceo y Céspedes. Como respuesta, la empleada, furiosa,
detuvo la cola y con parsimonia exasperante vació la caja y comenzó a
contar moneda por moneda el contenido de la misma. Todo eso hizo, a
pesar de que la anciana ya había desistido de su reclamación,
consistente en cinco centavos que, según ella, le habían dado de
menos. A las protestas de los que aguardaban, la vendedora gritó
irritada: "No me importa cuánto tengan que esperar, como si son dos
horas." Y la cola esperó, a pesar de que había otras dependientas que
permanecían ociosas. Pero en las tiendas mayores, aquellas que cuentan
con salones para exhibir las mercancías y a los que el público puede
acceder, es donde el maltrato es mayor. Entonces la desconfianza de
que uno es objeto se torna insultante. Te exigen dejar cualquier bolso
que traigas en un guarda-bolsos que no te pedirá propina, pero que te
mirará con roña y desprecio si no se la das. A la salida te verifican
lo que llevas con el comprobante, no vaya a ser que te hayas robado
algo y durante el tiempo que permanezcas dentro, tendrás que llenarte
de mucha paciencia en espera de que te atienda el empleado
correspondiente, a pesar de que, dos metros más allá, detrás del mismo
mostrador, esté otro u otros sin hacer nada. Ayer fui a una de estas
grandes tiendas a comprar un bombillo. Después de pasar por todo el
viacrucis que he narrado, logré que un empleado "me atendiera". Pero
cuando pedí que me probara el bombillo, me replicó que si tenía algún
problema, lo trajera de nuevo y me lo cambiaría. Eso sí, dentro de ese
mismo día. Es decir: De resultar defectuoso, yo tendría que sufrir la
molestia de venir otra vez. Pero él, el empleado, no podía molestarse
en comprobar el bombillo en una toma eléctrica que tenía allí mismo.
La gastronomía que, en otros tiempos, fue considerada un arte: el arte
de servir y de agradar, hoy es la sentina donde se acumulan los malos
tratos y los peores servicios. En lugar del "enseguida lo atiendo,"
dicho con amabilidad, con que nos recibía el antiguo gastronómico
cuando estaba muy ocupado, ahora el dependiente que atiende un número
mucho menor de clientes, nos ordena: ¡Te tienes que esperar!
Pero no es solo en el comercio y la gastronomía donde se ha
entronizado el mal trato, donde está ausente toda cortesía. Basta
llamar al teléfono de cualquier dependencia para comprobarlo. Cuando
respondan, si lo hacen, usted tendrá que indagar si ha comunicado con
el lugar deseado, porque la voz que escuche, en lugar de saludarle e
identificarse, le espetará un escueto: ¡DIME!

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre bastión de rebelde cubanía.
Enero 31 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com

martes, 29 de enero de 2013

NI ARTES NI OFICIOS

Por Jorge C. Oliva Espinosa

Para Carlos A. Maru Mesa, que me dio la idea:

A la antigua Escuela de Artes y Oficios fui a conspirar, no como
alumno a aprender un oficio. Porque el que ejerzo desde que tengo uso
de razón, lo aprendí de mi padre que también era plomero. Sí, mi
viejo, que en gloria esté, fue plomero, como lo he sido yo toda mi
vida, en las verdes y en las maduras. Este oficio mío me facilitó la
entrada al 26, a una de las dos células del Movimiento que existían en
Artes y Oficios en 1954. Los muchachos necesitaban niples para las
bombas y acudieron a mí que, por mi trabajo, estaba familiarizado con
los tubos, el seguetearlos y sacarles roscas. Vino a verme un amigo
mío que estaba de lleno en la "cosa" y me hizo el encargo. Me extrañó
su pedido pero, como nunca he sido bobo, cuando lo repitió en una
cantidad ya mayor, le pedí colaborar con ellos. Y así fue mi estreno
como luchador clandestino: como miembro de una de las células del 26
de julio que operaban en Artes y Oficios; aquella Escuela llena de
tradiciones, que ocupaba un vetusto edificio en la calle Belascoaín.
Allí, aparte de ser el que conseguía el material y confeccionaba los
niples, participé en distintas acciones del frente de Acción y
Sabotaje. Puedo decir que mi oficio de plomero, me hizo
revolucionario. Cuando nuestra lucha concluyó, al poner en fuga a
Batista, algunos de mis compañeros se aprovecharon y obtuvieron sus
títulos de graduados, por la punta de sus pistolas, sin haber
terminado nunca sus estudios, ni tener los conocimientos necesarios
para ejercer un oficio. Yo no. No quise sacar provecho de mi
participación y cuando las aguas cogieron su nivel, continué viviendo
de la plomería. Como me ha gustado siempre trabajar bien y soy serio
en mi trabajo, nunca me faltaron clientes y en 1960 abrí mi taller.
Primero en la sala de mi casa y luego en la de mi suegro, que quedó
vacía, cuando murió el pobre viejo. Entonces empezaron mis problemas.
Primero la Reforma Urbana, que dispuso que no podíamos heredar otra
casa, porque ya teníamos una. Ya para entonces mi hija se había
casado, parido varias veces y con su nueva familia había venido a
vivir con nosotros, ya no cabíamos en aquel espacio, y era imposible
pensar en utilizar de nuevo la sala para mi taller. Así me vi
convertido en plomero ambulante. Trabajo nunca me faltó y como soy
hombre de ingenio, monté mis herramientas en un carrito y con él iba a
donde solicitaran mis servicios. Los materiales comenzaron a escasear
y les dejé ese problema a los clientes, que los agenciaran ellos donde
pudieran. De dónde los sacaban no era asunto mío. Pero llegó el año 68
con su Ofensiva Revolucionaria y acabó con nosotros, los que vivíamos
de un oficio. A partir de entonces, tanto los plomeros, como los
albañiles, los mecánicos, los electricistas, hasta los afiladores de
tijeras, si queríamos trabajar teníamos que hacerlo como empleados de
alguna Empresa Estatal; de trabajar por la libre, nada. ¡Miren lo que
son las cosas! La Revolución, a la que yo había contribuido desde la
clandestinidad, para que llegara al poder, una vez asentada en el
mismo, me sumergió de nuevo en la clandestinidad. Porque yo seguí
siendo plomero, pero plomero clandestino, trabajando desde la
ilegalidad. Mis mañas de conspirador, adquiridas en la juventud, me
sirvieron para que no me cogieran nunca en el brinco. Una vez, un Jefe
de Sector se puso pesado y tuve que tocarlo, no con limón, sino con
algunos pesitos que lo hicieron ciego. Y seguí p´alante con la
plomería. Luego vino el "Período Especial", la cosa se puso bien fea
para todos y no había ni donde amarrar la chiva. Yo resolví muchas
veces, haciendo trabajos para algún que otro guajiro, que me pagaba
siempre con viandas y otros productos del campo, para que comiera mi
familia. Esto me hacía moverme con mi terraja y demás hierros hasta
Alquízar, Bauta u otro pueblo más o menos cercano a la Capital.
Gracias a estos viajecitos míos, nosotros pudimos librarla y hambre,
lo que se dice hambre, no pasamos nunca.
Mientras, el Gobierno siguió graduando universitarios y de los viejos
oficios nadie se ocupaba. Aquí todo el mundo quería ser médico,
abogado o ingeniero. Cuba sería un país de letrados y hombres de
ciencia y ninguna familia quería que sus hijos fueran electricistas,
albañiles, mecánicos y mucho menos plomeros. Dejó de formarse el
relevo necesario en cualquier oficio y hasta la vieja y originaria
Escuela se convirtió en otra cosa. Donde único se enseñaban los
rudimentos de algún oficio, era en las llamadas "Escuelas de
Conducta", a donde iban a parar los muchachos descarriados, los que
antes iban al reformatorio.
Pasaron los años y me puse viejo, Fidel también y la Revolución lo
mismo, pero todos fieles a nuestros orígenes. Y llegó Raúl y abrió el
banderín y se volvió a permitir el trabajo por cuenta propia. Ahora,
ya cañengo, saqué mi licencia de plomero y, con mi yerno como
ayudante, sigo trabajando en lo que me gusta y para lo que sirvo
todavía, como Plomero. Claro, que los materiales me los venden, cuando
los hay, al precio inflado a que se los venden a cualquiera. Así que
sigo pidiendo a mis clientes que los pongan ellos, yo pongo mi trabajo
y ya. Y como el material lo compran en moneda dura, yo mis honorarios
los pido también en CUC.

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre bastión de rebelde cubanía.
Enero 29 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

domingo, 27 de enero de 2013

UNA AYUDA INTERESANTE

UNA AYUDA INTERESANTE
Por Jorge C. Oliva Espinosa

La vida me ha enseñado algunas cosas. Entre ellas, que no todos los
que te ayudan quieren tu bien, ni todos son tus amigos por eso. Porque
no todas las ayudas son desinteresadas, incluso, hay ayudas que matan.
Es obvio que, si abrimos un camino hacia el precipicio, nuestro
enemigo será el primero en auxiliarnos. Por lo tanto, es prudente
analizar los auxilios y colaboraciones, sobre todo, los no
solicitados. Sería muy conveniente hacernos las siguientes preguntas:
¿Quién me quiere ayudar? ¿Cómo lo hace? ¿Por qué lo hace?...
A raíz de los cambios que se están produciendo en nuestro modelo
económico, cambios inaplazables para salir del atolladero en que nos
hundió copiar malos ejemplos, se ha potenciado el trabajo por cuenta
propia. Se otorgan licencias para ejercer un amplio abanico de
actividades y se reducen sus cargas impositivas. Ya los ciudadanos que
ejercen actividades por su cuenta sobrepasan los trescientos mil,
cifra que con frecuencia se informa como un éxito en la aplicación de
las nuevas políticas. De seguir aumentando con ese ritmo, corremos el
riesgo de convertirnos en un pueblo de chinchaleros. Y para todos está
claro que este tipo de economía no es capaz de desarrollarnos como
país. Llámesele clase o no, este sector de nuestra población es dueño
de sus medios de trabajo, no forma parte de los asalariados y sus
intereses no son los mismos. Su surgimiento y posterior expansión hará
surgir diferencias no solo en el nivel de vida. Sin embargo, esta
apertura era algo ineludible, si queríamos librar al Estado de una
serie de tareas, a las cuales no podía ni podrá dar respuesta.
Garantiza nuevas fuentes de empleo, pone en libertad la iniciativa
individual y genera una dinámica necesaria a la economía popular,
liberando un potencial incalculable de fuerzas productivas. De todas
estas ventajas nos vimos privados a partir de 1968, al calor de
aquella "Ofensiva Revolucionaria" que la emprendió contra el tamalero,
la guarapera y el limpiabotas, contra el puesto de fritas y las
barberías, y que declaró guerra a muerte a todo chinchal. En ese
sentido, la apertura al pequeño comerciante, aquel que jamás se
enriquecerá con su trabajo independiente, es la necesaria
rectificación de un gran error cometido en el pasado, además
contribuirá a eliminar ilegalidades. Ahora vemos proliferar las
cafeterías y los restaurantes, las quincallas, resurgir los más
variados comercios y aparecen de nuevo las ofertas de servicios
necesarios, como los del plomero, el carpintero, el electricista, el
mecánico o el albañil y que eran prestados de forma clandestina. A
esta actividad se suma, la apertura de algunos establecimientos en los
que es evidente la inversión de un capital inicial, quizás aportado
por algún familiar en el extranjero. Algunos equipos y mercancías
atestiguan ese origen. Es una ayuda recibida, puede ser desinteresada
o no, y no voy a cuestionarla. Tampoco voy a cuestionar otra que me ha
llamado poderosamente la atención y que solamente calificaré de
INTERESANTE. Es la ayuda que brinda la Iglesia Católica, a través de
su Arzobispado. Allí, han instalado un Centro de Capacitación para
todos los cubanos emprendedores, sean católicos o no, que tengan o
piensen establecer un negocio. El Centro imparte asignaturas como
Desarrollo Humano, Marketing y Administración Empresarial,
Contabilidad y Finanzas, Ventas y Servicios al Cliente, en cursos de
unas ochenta horas lectivas, extendidas durante cuatro semanas. El
profesorado estuvo constituido en sus inicios exclusivamente por
personal mexicano, al que hoy se le han sumado algunos profesores
cubanos, adiestrados por los primeros. Los alumnos reciben como
textos, cuadernos individuales donde ejercitan los conocimientos
adquiridos. Estos materiales constituyen una rica base material de
estudios, editada por las imprentas del Arzobispado. Como culminación
de sus cursos, cada alumno elabora un proyecto de negocio. No hay duda
que la capacitación será un factor que contribuya al éxito de los
negocios que emprendan, disminuyendo los riesgos del fracaso. Y en eso
consiste la ayuda de la Iglesia Católica: financiar y promover la
capacitación de los nuevos emprendedores. De ahí que haya denominado
este proyecto ya puesto en práctica, con el sugestivo nombre de "Cuba
Emprende".
Ahora bien, sabemos que la Iglesia se mantiene con las contribuciones
de sus fieles y que con ellas financia las ayudas que brinda. También
sabemos que en Miami en particular, como en casi todos los Estados
Unidos, hay cientos de los hoy denominados cubano-americanos que se
han convertido en ricos empresarios, muy interesados en invertir en su
patria de origen. La mayoría de ellos son fervorosos católicos, como
el Señor Carlos Saladrigas, quien ha aglutinado a un número de ellos
en un grupo cuyas siglas son CAFÉ, anagrama que significa Cuban
American no sé qué, con el propósito declarado es promover inversiones
en Cuba. Este afortunado hombre de negocios, descendiente de un
homónimo suyo que fuera candidato presidencial de Batista en 1944, ha
visitado Cuba en distintas oportunidades, participó en algunos foros
de debate y ha brindado conferencias en el Seminario Félix Varela.
No agrego nada más por hoy, me voy para la Marcha de las Antorchas, a
conmemorar los sesenta años transcurridos desde aquella de 1953. Para
terminar, repito con el periodista Reynaldo Taladrid: "Saquen Ustedes
sus propias conclusiones".

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita", ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Enero 27 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

viernes, 25 de enero de 2013

YO TAMBIÉN TENGO UN SUEÑO

YO TAMBIÉN TENGO UN SUEÑO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Al igual que Martin Luther King, yo también tengo un sueño:
Sueño que los jóvenes no necesiten dejarnos en busca de un mayor
bienestar económico, porque en nuestra patria encuentran todo lo que
ambicionan para su futuro. Sueño también, que a todos nos alcanzan los
salarios para satisfacer nuestras necesidades, sin tener que
"inventarla o lucharla", porque el costo de la vida es compatible con
los ingresos de la población. Sueño que podemos elegir, entre los
candidatos, a quienes queramos y no a quienes nominen las comisiones
de candidaturas. Sueño que el Parlamento así elegido, sea en verdad un
parlamento, que legisle en favor del pueblo y que no se reúna
solamente dos veces al año para aprobar los decretos que emite el
ejecutivo. Por último, también sueño que los que aún persistan en
emigrar, puedan hacerlo libremente, sin pedir permiso a nadie, y que
cuando así lo deseen puedan regresar de igual modo. Este último sueño,
se me ha cumplido recientemente, espero que los otros también.

Desde Regla,
Ayer la "Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 25 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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lunes, 21 de enero de 2013

PRUEBA

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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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jueves, 17 de enero de 2013

RECUERDOS DE REUTILIA

RECUERDOS DE REUTILIA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Reutilia nació en el batey de un central azucarero. Era la mayor de
una pila de hijos de un obrero que sólo tenía empleo el tiempo que
duraba la zafra: tres meses al año. Así que, desde que levantó dos
cuartas del suelo, ya se afanaba pelando viandas y limpiando calderos,
buscando agua y fregando, cargando a los más chiquitos cuando se
ponían gritones y barriendo el piso de tierra con racimos de palma
desprovistos del palmiche. Cuando apenas le empezaron a salir las
teticas, ya ayudaba a su madre a reforzar los ingresos familiares con
unas pocas pesetas, las que se buscaban lavando la ropa de casi todo
el "personal de confianza" del ingenio. Reutilia, aparte de colaborar
en el lavado, iba de casa en casa, recogiendo la ropa sucia y llevando
la limpia y planchada. Me parece estarla viendo, todavía una vejiga,
con su batica de retazos y sus pies descalzos, cargando enormes atados
de ropas, en su deambular diario por las mejores casas del poblado. En
esos trajines, ya todos la conocían como una muchachita seria,
hacendosa y callada. Nunca la vieron jugar como las demás niñas, ni
siquiera en su patio; en la calle sólo se le veía cumpliendo los
encargos de su madre. Así la conoció la Señora del Administrador, que
la colocó como criada en su casa. Allí Reutilia fregaba, limpiaba,
ayudaba a la cocinera, y hacía cuanto le ordenaban en interminables
jornadas, prolongadas desde el amanecer a la noche, hasta que volvía a
su casa, rendida de cansancio y de sueño. Le daban por su trabajo la
comida y diez pesos mensuales, lo que representaba una enorme ayuda
para su hogar. Una boca menos que alimentar y una entrada fija para
que comiera el resto de la familia. Su laboriosidad y la eficiencia
con que cumplía las tareas, le ganó la confianza de sus patrones, los
que descargaban en ella cada vez más tareas. El tiempo fue pasando,
Reutilia se convirtió, ya hecha una jovencita, en algo así como el
hacelotodo de aquella gente, su sombra y ayuda insustituible. Cuando
el dueño del Central, le encargó a su Administrador la atención de
otros negocios en La Habana, Reutilia se fue con ellos. En la
residencia capitalina, le dieron una habitación para ella sola, la que
quedaba sobre el garaje, el llamado "cuarto de criados" y le
duplicaron el sueldo. También le compraron zapatos y uniformes.
Reutilia se sentía en la gloria. Por primera vez en su vida, tenía un
dormitorio y una cama confortable para ella sola. Como si fuera poco,
también disponía de baño propio, al que accedía desde su cuarto. Cada
mes enviaba un giro postal por diez pesos a sus padres y una carta con
rústica letra, que siempre comenzaba así: "Queridos viejos, queridos
hermanos: Dios quiera que al recibo de éstas se encuentren bien, yo
bien a Dios gracias..." Luego agregaba algo sobre su quehacer diario y
los acontecimientos más recientes, vividos por sus señores, los que
llenaban su admiración y asombro. Así transcurrieron años; el
Caballero y la Señora se hicieron viejos, los niños que Reutilia vio
jugar de pequeños, consentidos por todos, se transformaron en "La
Señorita" y "El Señorito", los nuevos dueños. Reutilia vio mustiarse
sus carnes, convertida ya en la solterona ama de llaves, depositaria
de la confianza absoluta de aquella acaudalada familia y conocedora de
sus secretos. Ellos le habían cedido parte de sus grandes poderes y
ella disfrutaba por primera vez del placer de disponer y mandar a
otros. Era la que administraba la casa, la que contrataba y despedía
al resto de la servidumbre, la encargada de pagarles sus salarios, la
que ordenaba las compras al "grócery", la discreta testigo de las
inclinaciones equívocas de "la niña", (que ya no era tan niña), la
alcahueta y muchas veces involuntaria cómplice del tarambana de "El
señorito"; en fin, casi un miembro más de la familia. Pero solamente
"casi". Ella retribuía aquellas distinciones y poderes conferidos,
considerados privilegios en su fuero interno, con una fidelidad
perruna y con una devoción y entrega totales. El cumplimiento de sus
obligaciones, era para Reutilia el objetivo único de su vida. Fuera de
esto, no existía para ella otro mundo, ninguna otra ambición. Más allá
de los muros de aquella mansión, todo le era extraño y desconocido.
Así, cuando supo que los comunistas se habían cogido los negocios del
Señor y le habían quitado, con los edificios de apartamentos, todas
sus propiedades, Reutilia entendió que aquello era una agresión
gratuita que aquella familia no merecía, una tragedia que le alcanzaba
y que el nuevo gobierno era su enemigo. En reunión familiar, a la que
asistió desde su rincón de siempre, le fue informado que todos
viajarían a Estados Unidos y que ella se quedaría cuidando la casa.
Que sería como las anteriores veces, cuando la familia iba de
vacaciones. Y mientras durara aquella ausencia, que quizás fuera más
larga que las pasadas, ella quedaría al frente, responsable de la
casa. Quizás en esta ocasión, la ausencia de los dueños se
prolongara algo más, tan sólo unos meses, pero al final "los
americanos" pondrían las cosas en su lugar, como había sido siempre, y
ellos volverían. Hasta entonces, todo quedaba al cuidado de Reutilia.
Pero los meses pasaron y se convirtieron en años. Y aunque no recibía
noticias de sus amos, Reutilia seguía esperándolos, cuidando con celo
ejemplar, ya sin servidumbre, la casa y el dinero que le habían
dejado. Parte de ese dinero, lo perdió cuando el canje de moneda, pero
aun así le quedó el suficiente para atender a sus gastos y a los
mínimos requeridos para atender la casa. Un día, un funcionario tocó a
la puerta y le informó que, de acuerdo a las nuevas leyes, aquella
casona, por el hecho de habitarla durante tanto tiempo, le pertenecía
a ella y que debía concurrir a las oficinas de La Reforma Urbana para
formalizar los trámites correspondientes. Reutilia se horrorizó. Ella
no sería cómplice de aquel robo. Los legítimos dueños habían confiado
en ella y ella jamás los traicionaría. Con urgencia, notificó a sus
amos del nuevo atropello y recibió instrucciones de ellos.
Diligentemente, como había hecho toda su vida, cumplió sus órdenes.
Vendió algunas cosas a trasmano, solicitó pasaporte y visa y se fue al
Norte, para seguirles sirviendo allá.
¿Por qué, después de tanto tiempo, recuerdo a Reutilia?... Porque,
tristemente, encuentro que aún existen otras personas como Reutilia.
Son los de alma esclava, que añoran las viejas cadenas con las cuales
nacieron y necesitan un poderoso amo a quien servir.

Desde Regla,
ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 17 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

viernes, 11 de enero de 2013

LA DISCREPANCIA Y SU DIVERSIDAD

LA DISCREPANCIA Y SU DIVERSIDAD
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Yo discrepo, tú discrepas, él discrepa, nosotros discrepamos, pero
todos estamos de acuerdo, aunque nuestras respectivas discrepancias se
refieran a aspectos distintos. Porque la unidad de propósitos, el
tener un fin común como meta, no significa coincidencia en los métodos
y vías para alcanzarlos. Yo puedo pensar en una solución y tú en otra,
mientras que aquel tercero propone una distinta a las nuestras. Otra
que no es contraria de la mía, ni de la tuya, sino diferente. La
discrepancia puede estar en la forma de abordar un asunto, en la
prioridad que le concedemos sobre otro; en la rapidez para solucionar
un problema, en el método que recomendamos, porque lo entendemos más
eficaz, y mil etcéteras más. Porque los detalles de no concordancia
pueden ser muy variados. Tantos, como la diversidad de criterios que
pueden existir sobre un tema dado. Esta verdad perogrullesca, está
presente en todo proyecto a emprender. Pero, el problema se complica
cuando se trata de la conducción de un gobierno "con todos y para el
bien de todos" y del manejo de los recursos de una Nación. Esto nos
afecta a todos. Y por lo tanto, todos debemos participar en la
decisión que se tome. No, no es fácil la solución, pero no cabe duda
que esa solución deba ser participativa y democrática. Es decir, que
cuente con el aporte de todos y la aprobación de la mayoría.
Para reafirmar todo lo anterior, remitámonos a nuestra historia. Ni
aún en Guáimaro donde se encontraron, por primera vez, nuestros padres
fundadores, hubo un acuerdo unánime. Por el contrario, prevalecieron
las discrepancias: Céspedes y Agramonte discreparon sobre las formas
de gobierno que debía tener la República que trataban de forjar como
objetivo común. A pesar de estar de acuerdo en el fin, discrepaban en
las maneras de llevarlo a la práctica.
Estamos convencidos que pensamos de acuerdo a como vivimos. Porque es
la economía, el interés económico, base material de nuestras vidas, el
que en última instancia condiciona el pensamiento. Hoy, ante los
cambios que se instrumentan en nuestro modelo económico, surgen grupos
con intereses diferenciados. No son los mismos para el trabajador por
cuenta propia, para el agricultor independiente, para el
cooperativista, o para el asalariado estatal. Aún dentro de todos
ellos, hay diferencias entre los del productor de bienes y los del que
brinda servicios. Será lógica consecuencia, que esa diversidad de
intereses se exprese en un amplio abanico de criterios sobre los
problemas que afectan al grupo en particular y a toda la población en
general. Todos esos criterios deben ser escuchados y valorados, si
queremos construir un socialismo más democrático y participativo.
Tomar muy en cuenta las discrepancias y tener presente, que todos los
que discrepen no son nuestros enemigos.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy, y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 11 de 2013


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martes, 8 de enero de 2013

EL OTRO NECESARIO

EL "OTRO" NECESARIO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Es archiconocido que el hombre es un animal gregario. Desde sus más
remotos orígenes, necesitó de otros para su supervivencia. Nace con
esa necesidad y crece y se desarrolla, siempre necesitando de otros,
dentro del grupo que le impone sus normas. Los sociólogos ya se han
ocupado de las contradicciones del ser individual con el social. Y los
filósofos de las reglas de conducta que tienden a compatibilizar
aquellas contradicciones. Porque es en la interrelación del individuo
con la sociedad, donde éste se completa, anteponiendo lo humano a lo
animal.
Bien señala Habermas, el de la Escuela de Frankfurt, que la
comunicación juega un papel primordial en el desarrollo de la
sociedad. Ese intercambio hizo posible el trueque primitivo y
posteriormente las relaciones de producción en cada etapa del
tránsito. Pero para que exista una comunicación son necesarias dos
voces, además del lenguaje común que les haga posible entenderse. Si
no permitimos al otro expresarse o no lo escuchamos, no habrá
comunicación posible y nos perdemos la posibilidad de superación que
se nos brinda al comunicarnos.
Suponga que nadie le señale a Usted sus errores y desaciertos, o que
si alguien lo hace, usted no lo escucha. Eso no quiere decir que usted
no los cometa. Pero lo más probable es que nunca se percate de ellos,
hasta que choque con las consecuencias y resultados de sus dislates.
Mientras esto no suceda, Usted sería su único juez. Juez y Parte. Juez
con tendencia a la benignidad y parte única del todo. Hasta puede
llegar a creerse infalible y dueño absoluto de la verdad. La ausencia
de señalamientos críticos, una especie de silencio a su alrededor,
pueden llevarlo a ese convencimiento. La crítica nos ayuda a
superarnos, a enriquecer el conocimiento del entorno y de nosotros
mismos, además de alertarnos ante posibles desviaciones. Pero no sólo
en la crítica, es beneficiosa la presencia del "otro". Su visión
distante, su punto de vista diferente sobre un asunto, nos ayudará a
concretar y hacer más objetiva la nuestra, por simple comparación.
Esto no debe entenderse como que ese "otro" lleve siempre la razón.
Pero tendremos un punto de referencia para analizar nuestras
posiciones desde "afuera", desde perspectivas ajenas. Conoceremos
también la imagen nuestra que tiene ese "otro". Es decir, la imagen
que proyectamos y que quizás no sea la que deseamos brindar. Aún al
escuchar al enemigo acérrimo, podemos discernir por contraposición,
cual es la decisión que debemos tomar (por supuesto, la contraria a su
"consejo"). Sabiendo hacia dónde va el otro, podemos decidir con
ventaja hacia dónde ir nosotros, si persistir en nuestro camino o
modificarlo. Siempre teniendo en cuenta, que todos los que discrepen
de nuestros criterios, no son enemigos y que el consenso se obtiene
con argumentos mediante la comunicación, no se impone por omisión del
"otro". Por todo lo expuesto, estoy convencido que en nuestro caso,
una oposición dentro del objetivo común, la construcción socialista,
es más que necesaria. Es urgente.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 8 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

domingo, 6 de enero de 2013

PETICION A LOS REYES

PETICIÓN A LOS REYES MAGOS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

De niño, me enseñaron a creer en los Reyes Magos. Todos los 5 de
enero, escribía una cartica donde les pedía algún juguete, colocaba la
misiva dentro de mis zapatos, al pie de la cama y me acostaba temprano
para no entorpecer la llegada de aquellos dadivosos personajes,
envueltos en el misterio y la leyenda. Al amanecer, ya día 6, día
nombrado "de Reyes", saltaba del lecho y ansioso buscaba por toda la
casa los regalos pedidos. Era un amanecer de expectativas, que pronto
se traducían en alegría y decepción. Alegría de sorpresa cuando
encontraba un trompo o un paquete de caramelos no solicitados.
Decepción porque los nocturnos monarcas nunca me dejaban lo que yo
había pedido. Por muy bien que me hubiera portado, sus presentes no
correspondían a lo solicitado. Siempre me obsequiaban juguetes muy
baratos. La bicicleta y otros juguetes caros los recibían pocos niños
de mi barrio, independientemente de cómo se comportaran. Aquel ritual
parecía una permanente lección de conformidad. Pero nunca me conformé
y atisbé la realidad. Era fea y cruel, mientras la leyenda era bella y
seductora. Y preferí enfrentarme a la verdad: No había tales Reyes
Magos, eran los padres los que ponían al pie de la cama de sus hijos,
los regalos que sus recursos le permitían comprar. Y estos eran
diferenciados por la desigualdad económica y la injusticia social.
Esto chocaba con la pasión por la justicia que me habían inculcado
desde la cuna. Y contra esa injusticia se alzó, creo que una de las
primeras manifestaciones de mi rebeldía innata. Dejé de hacer cartas
para dejar en mis viejos zapatos cada cinco de enero. Desde entonces
comencé a interesarme por la realidad asfixiante que me rodeaba. Me
adentré en ella cada vez más, hasta que decidí que era inaplazable
cambiarla, subvertir el orden que nos habían impuesto.
Hoy, ya rebasado el recodo de la tercera edad, tengo deseos de
convertirme otra vez en el niño cándido que fui. Creer en los Reyes
Magos y escribirle en una cartica mis deseos de hoy. Serían sólo tres:
1. Que Chávez recupere su salud
2. Que los 5 compatriotas que extinguen crueles condenas en las
cárceles del Imperio vuelvan a la Patria, como lo que son: Nuestros
Héroes, los que fueron a las entrañas del monstruo para defendernos de
las sangrientas garras del terrorismo.
3. Que los gobernantes norteamericanos tengan un mínimo de
racionalidad o un adarme de decencia y nos quiten el injusto e inmoral
bloqueo con que han pretendido rendirnos desde hace más de cincuenta
años.

Nada más les pediría. Lo demás, mi confianza en nuestro Pueblo, me
dice que nosotros mismos podemos resolverlo.

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 6 de 2013, "Día de Reyes".



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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

jueves, 3 de enero de 2013

LOS CUBAÑOLITOS

LOS CUBAÑOLITOS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Escuché una canción de Frank Delgado, cuyo tema es un fenómeno que,
como una epidemia, está propagándose entre nuestra población, cada vez
más envejecida, entre otras causas, por el drenaje emigrante de los
menos viejos. La titula "Cubañolito" y se refiere este trovador, al
número considerable de cubanos que reclaman la ciudadanía española,
alegando para ello una ascendencia ibérica. Algo parecido a lo que
pasó con la legendaria herencia de los Mansos y Contreras, que puso a
miles de compatriotas a rebuscar certificados de nacimiento,
matrimonio y defunciones, todos datados muchos años atrás, incluso de
la época colonial. Hasta las iglesias se vieron presionadas por las
solicitudes de actas de bautismo y matrimonios, únicas válidas en
aquellos tiempos en que sustituían al entonces inexistente registro
civil.
Hoy la cosa es distinta. No se trata de acceder a una fortuna
heredada, sino de encontrar una abuela o abuelo gallego, asturiano o
hasta catalán, pero que permita, como descendiente suyo, obtener la
ciudadanía hispana. Admito que es un tema que merece ser tratado con
cuidado para no herir a ningún compatriota. Tengo presente aquellos
versos de Martí: "No hiero al mismo español/ de quien la sangre
heredé/ ¿y fratricida heriré/ a mi hermano en pena y sol?" Porque
nuestro Apóstol, el más universal de los cubanos, el cubano epónimo,
era hijo de canaria y valenciano. Descendientes de españoles fueron
Varela y Saco, recias columnas de nuestra nacionalidad entonces en
ciernes y formadores ellos de la misma. Sin embargo, Varela, Saco y
Martí eran los tres, a pesar de su innegable cubanía, ciudadanos
españoles; súbditos, aunque díscolos, del Reino de España. Porque no
hay que recordar que ciudadanía y nacionalidad son dos términos bien
diferentes. Todos sabemos que la nacionalidad no se puede cambiar, nos
es dada desde el nacimiento y nos acompaña hasta la tumba, ya
enriquecida con la herencia cultural, un acervo particular de cada
grupo nacional. El vocablo nacionalidad, tiene igual raíz de Nación,
lugar de origen, de nacimiento y está ligado a la Patria en que
nacimos. En cambio, la ciudadanía puede cambiarse; es un instrumento
jurídico, mediante el cual un Estado otorga al ciudadano deberes y
derechos, pero nunca nueva patria. Porque la Patria no es un papel y
Patria, como madre, solo se tiene una. Una sola para toda la vida.
Si la canción de Frank Delgado me hizo gracia, ninguna me hace ver la
multitud de compatriotas en interminables filas, pasando la noche en
vela, frente al Consulado español, solicitando la ciudadanía de ese
país. Tal espectáculo lastima mi orgullo de cubano y me compadezco de
estos futuros emigrantes. Porque muchos de ellos, aunque les vaya
bien, se seguirán sintiendo cubanos allá y serán presas de la añoranza
de su tierra, mientras que muy pocos lograrán sentirse verdaderamente
españoles. Con igual derecho, pienso que ellos pueden también
compadecerse de mí, por no tener en mi ascendencia más que abuelos
mambises, nietos a su vez de criollos. Para mis raíces nativas, España
jamás fue la "Madre Patria", sino una mala madrastra, que los vejó,
tiranizó y esquilmó sin piedad.
Esta fiebre reclamante de españolidad, me hace reflexionar muy
seriamente: Son las duras condiciones que nos impone la economía
actual, la que nos toca a todos, y fundamentalmente a los de abajo,
las que han obligado a cada cual a buscar su forma de sobrevivir.
Algunos, incluso, han optado por corromperse; muchos, por seguir la
corriente y delinquir en formas leves, otros por emigrar de las más
variadas formas. Estos que hacen una interminable fila, en espera de
que un displicente empleado del consulado español revise sus
documentos, son los que han ensayado una forma más de emigrar. Ellos
han llegado a la conclusión que esa es su única forma de sobrevivir.
Otros hay que, como "Juan de los Muertos", se niegan a hacerlo, porque
"le han cogido la vuelta al sistema" y, como este personaje, se
declaran Sobrevivientes. Aquí vale la pena citar al Jesús bíblico con
aquello de "quien esté libre de pecado que lance la primera piedra".
Porque el que en Cuba hoy pretenda permanecer puro, está condenado a
perecer.
La cuestión no es execrar, ni siquiera criticar, a quienes reclaman
con ahínco la ciudadanía española. Es ir a la raíz del asunto, a su
causa fundamental: nuestra lamentable situación económica y la falta
de perspectivas para salir de la penuria que hoy agobia a las masas.
Porque los que emigran van en busca de eso: elevar su nivel de vida o
de consumo, que en un país extraño quizás alcancen, pero que en el
suyo no ven posibilidad de lograr. Ahí es donde todos podemos incidir,
gobernantes y gobernados, para romper el círculo vicioso de "no me
esfuerzo en producir porque no me pagan lo suficiente y los salarios
no se pueden elevar porque no hay productividad y eficiencia". Ese es
el nudo gordiano que ata nuestras fuerzas productivas. Hay que
deshacerlo, devolviendo sus valores al trabajo y al dinero con que
este se remunera. Solo así podremos abrir los caminos de la esperanza
y de seguro veremos mermar o desaparecer esta epidemia de españolidad
y este desangrar migratorio.
Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 4 de 2013



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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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jorgecoliva@gmail.com

OTRA CRISIS A TENER EN CUENTA

OTRA CRISIS A TENER EN CUENTA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Casi todos estamos de acuerdo que atravesamos por múltiples crisis
(climática, financiera, alimentaria, energética, etc.). Sus resultados
están a la vista, convulsionando el mundo. Incluso, algunos afirman
que la crisis que afecta hoy al capitalismo, no es una crisis cíclica
sino estructural, sistémica. No faltan los que afirman que todas esas
crisis no son más que facetas de una crisis única.
Sin embargo, hay otra crisis de la cual apenas se habla. Y es una
omisión lamentable, por cuanto es la que está cambiando el mundo que
conocemos hasta ahora, al implantar un nuevo orden mundial. Y a mi
humilde juicio, está cimentando un nuevo modo de producción, un nuevo
régimen político y planetario. Es la crisis de la Nación-Estado, la
crisis de los Gobiernos Nacionales.
Hace décadas ya, que estamos presenciando el debilitamiento progresivo
de esa estructura. Un primer síntoma es la ingobernabilidad que aqueja
a las Naciones. Otro es lo vulnerables que se han tornado las
soberanías nacionales, ante la agresiva ambición de las mayores
potencias y el accionar de otros factores institucionales externos.
Aún conservan sus banderas e himnos nacionales, pero su rol como
entidades independientes se reduce cada vez más, al ceder sus
prerrogativas a estructuras superiores que las absorben. Así tenemos
la creación de mega empresas transnacionales, el funcionamiento de
organismos supranacionales (financieros y políticos), el nacimiento de
uniones (primeramente económicas) de naciones con objetivos tanto
explícitos como implícitos, la adopción de monedas comunes, etc. Todos
estos elementos, y muchos más, van relegando los intereses nacionales
y muchas veces se oponen a los mismos, socavando los cimientos del
orden nacional y el derecho internacional.

Un nuevo modo de producción
Los fundadores del socialismo que conocimos, analizaron cada uno la
etapa histórica que les tocó vivir. Sobre estos análisis hicieron sus
geniales conclusiones. Marx estudió al Capitalismo en su etapa de
crisis-desarrollo correspondiente a la segunda mitad del siglo XIX
(Depresión, revueltas sociales y Revolución Industrial). Lenin se
aplicó al análisis del capitalismo, devenido Imperio, de las primeras
décadas del siglo XX (también caracterizadas con crisis económicas,
guerras y expansión extraterritorial del sistema). A la muerte de
Lenin, Stalin elevó a fórmulas universales los métodos y soluciones
aplicadas por aquel a situaciones y problemas de la Rusia soviética.
Pero tanto Marx como Lenin eran genios, no oráculos griegos, ni
profetas bíblicos. Podían, basándose en el análisis de sus respectivos
"presentes", vaticinar los probables "futuros" inmediatos (de no
variar las condiciones estudiadas), pero no los mediatos y
temporalmente lejanos, desarrollados bajo condiciones entonces
impredecibles.
Más tarde, los que se decían seguidores de Marx y Lenin, nos
presentaron sus enunciados como verdades válidas y eternas, aplicables
a cualquier situación económica, política y social posterior, por muy
distinta que ésta fuera a las estudiadas por aquellos geniales
hombres. Las sacaron de su contexto original y las elevaron a dogmas
universales. Cartabones a aplicar al futuro, donde siempre encontraban
repeticiones del pasado, válidas para el trasplante. Esto era
equivalente a negar la dialéctica y su expresión materialista, donde
la espiral es la vía del desarrollo y las contradicciones internas, el
motor de los cambios.
Ni Marx ni Lenin podían "adivinar" el desarrollo impetuoso de las
tecnologías de comunicación, transporte y electrónicas. Menos aún la
reciente irrupción de la Telemática (Telecomunicaciones +
Informática). Ellas han hecho más pequeño nuestro mundo y más
gobernable a nivel planetario, mientras que las naciones se vuelven
ingobernables. Esta "ingobernabilidad" generalizada, en medio de las
múltiples crisis, (económica, climática, energética, alimentaria,
etc.), afecta tanto a las naciones pequeñas y de economía débil, como
a las de mayor potencial, incluyendo a la Nación devenida Imperio. Los
teóricos hablan de una "crisis estructural sistémica" y tienen razón:
El sistema capitalista en su fase imperial está en crisis, tiene
necesidad de transformarse y lo está haciendo.
En el mundo de este siglo XXI, todo señala el ocaso de los Estados
Nacionales al perder estos, paulatinamente, su soberanía, supeditados
cada vez más a los mega-consorcios y a los organismos supranacionales.
Estos intervienen en sus asuntos internos y toman las decisiones que
competen a sus políticas exteriores. Hoy, casi nadie duda de la
existencia de un "Gobierno Supra-nacional" que desplaza y suplanta a
los gobiernos nacionales. Este nuevo poder desprecia toda norma de
derecho internacional, puesto que ignora la existencia independiente
de las naciones. Las hostiga, las asedia, se apropia de sus recursos
y, cuando no lo logra, procura ahogarlas económicamente y no duda en
acudir a la intervención armada, a la agresión militar que ya no se
preocupa en disfrazar con pretextos. Cuenta para ello con sus
recursos económicos, el monopolio de la información, su poderío
tecnológico-militar y la sumisión de los organismos internacionales.
Hoy la humanidad comienza a vivir bajo un "nuevo sistema," nacido de
aquel Capitalismo incipiente estudiado por Marx, transformado después
en el Imperialismo que definió Lenin. Ni el Capitalismo ni el
Imperialismo actual se parecen en nada a sus homónimos de los años
ochenta del siglo XX. Por otra parte, la masa explotada, el
proletariado del presente, se ha transformado también y su composición
e intereses no son los mismos de ayer. Hoy asistimos al nacimiento de
un nuevo modo de producción que rompió los moldes de las
Naciones-Estados, con Mega-Empresas, territorialmente Planetarias,
cuyos dirigentes constituyen los reales gobiernos supra-estatales. Es
la continuidad del desarrollo, pasando por etapas como el
resurgimiento del Neoliberalismo, la Globalización, etc., la que ha
hecho nacer el NUEVO SISTEMA. El mismo ha tenido como cuna idénticos
fenómenos político-sociales (revoluciones, guerras y estallidos
sociales), así como otros nuevos (desaparición de estados
autoproclamados socialistas y surgimiento de otros, crisis
económico-financieras, fragmentación de los estados multinacionales al
surgir movimientos separatistas y corrientes de un nacionalismo
extremo, guerras imperialistas, etc.)
Se hace necesario aplicar una concepción y doctrina que, rescatando al
verdadero Marx, nos permita analizar los cambios que estamos
presenciando. Ideas que, implementadas en la acción, nos conduzcan al
mundo mejor a que aspiramos.


Caracterización del nuevo modo de producción
De acuerdo con Marx, cada modo de producción se identifica por el tipo
de relaciones de producción prevaleciente y un grado de desarrollo
correspondiente de las fuerzas productivas. Aplicando esta fórmula,
trataremos de caracterizar el nuevo orden, cuyo nacimiento estamos
presenciando:

Cambio cualitativo de las relaciones de producción
El paso de Relaciones de Producción entre Naciones (Ricas y Pobres,
Productoras de bienes y Productoras de Materias Primas), a Relaciones
de Producción entre Mega Empresas Transnacionales. Estas son las
nuevas protagonistas que se relacionan bajo nuevas formas. Este cambio
lo provoca y hace posible,

El vertiginoso desarrollo de las Fuerzas Productivas logrado por:
El Transporte y Las Telecomunicaciones
La Robótica
La Cibernética y la Informática
La Ingeniería Genética y la Biotecnología
La Nanotecnología

El Protagonismo Regulador de Organismos Mundiales:
(Que a la vez han desvirtuado sus objetivos declarados)
LA ONU
La Organización Mundial del Comercio
El Fondo Monetario Internacional
El Banco Mundial de Desarrollo

Otras características:
Transformación cuantitativa y cualitativa del "proletariado".
Supeditación de los intereses nacionales a los Consorcios Transnacionales.
Declinación del poder político de los gobiernos nacionales frente a
los grupos del nuevo poder global.
Desaparición del Derecho Internacional
Aparición y accionar del Capital Virtual
Hegemonía de la Economía bursátil especulativa

Conclusiones finales
Una de las primeras cosas que aprendimos del marxismo (su concepción
dialéctica de la historia) , es que el desarrollo de las Fuerzas
Productivas, en un momento dado, rompe el marco de las Relaciones de
Producción vigentes hasta entonces y provoca un cambio en el Modo de
Producción. Los modos de producción se sucederían a partir de las
necesidades de las fuerzas productivas, las que, en constante
crecimiento, demandarían el cambio. Es decir, la sustitución de un
modo de producción por otro y consecuentemente, del régimen
político-social que sobre él está erigido.
El desarrollo del capitalismo ha conducido al mundo a la situación
actual. Para seguir su irracional carrera a la autodestrucción,
requiere entrar en una nueva fase de dominación: La supresión de los
Estados, tal como los hemos conocido hasta hoy.
Esa es la lucha a la que nos abocamos y, los que creemos que un mundo
mejor es posible, debemos prepararnos para participar en ella y lograr
el triunfo de nuestras ideas.

Desde Regla, ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre bastión de
rebelde cubanía.
Enero 3 de 2013
En el caso cubano, Fidel analizó las condiciones de desarrollo
deformado y dependencia económica de una Cuba neocolonial, con una
burguesía siempre supeditada a los intereses foráneos. Una nueva
dependencia económica se estableció con la URSS, de la cual se
imitaron algunos métodos y esquemas.

A la que Lenin definió como "Fase Final del Capitalismo", no hace
desaparecer a éste, sino lo transforma en un nuevo modo de producción.
El propio Marx decía, que ningún régimen social desaparece, hasta que
no desarrolla y despliega todas las potencias que en él dormitan.

Los ejemplos de las sangrientas intervenciones en Irak, Afganistán y
Libia son harto elocuentes, así como la participación externa en el
conflicto sirio y el hostigamientos a Irán y otras naciones, preludios
quizás de futuras agresiones

Carlos Marx, Prólogo de "Contribución a la Crítica de la Economía
Política". Fue uno de sus mayores aportes. Le permitió explicar la
dialéctica del modo de producción y como si fuera poco formular, por
primera vez, una Teoría de la Revolución sobre bases científicas. Sin
lo cual la dinámica Fuerzas productivas-Relaciones de Producción no
tendría sentido. Teoría que después V.I.Lenin modifica, sobre la base
del descubrimiento de la Ley del Desarrollo Económico y Político
Desigual del Capitalismo, ya en su fase imperialista. Para Marx, la
Revolución, en su época, debía producirse al mismo tiempo en todos los
países capitalistas desarrollados; para Lenin, el desarrollo desigual,
permitía que la Revolución comenzara por el llamado "Eslabón más
Débil". En ese punto, Trotsky, con su "Revolución Permanente", resultó
más marxista ortodoxo que Lenin, pero erró por mecanicista, al
exportar el enunciado marxista al siglo XX. No obstante, el
pensamiento de Marx continúa teniendo un valor científico
incalculable; lo aportado por Lenin, se va modificando, según el
imperialismo avanza en su transformación.




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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

miércoles, 2 de enero de 2013

AQUI ESTAMOS

AQUÍ ESTAMOS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Comienza el 2013, un año más y volvemos a contar el tiempo como en
otro principio. Principio y continuidad que es la vida. Hora de
recuerdos y recuento, de propósitos y proyectos. Es también el momento
de meditar sobre los errores cometidos, aprender de ellos y ratificar
nuestras convicciones y nuestros principios. Desde este pedacito de
Cuba que es Regla, envío mi mensaje a mis amigos y también a mis
enemigos, para que no se vayan a confundir:
Sigo abrazado a mi bandera, junto a la Patria, firme en mis
convicciones más profundas, fiel a mi credo, con mi fe inconmovible en
el destino del hombre y en su futuro. Como el simple combatiente que
siempre he sido, continúo la lucha de hoy, en pos de una sociedad
donde alcancemos la mayor cantidad de justicia. Porque estoy
convencido que la humanidad merece un mañana mejor. Y porque,
igualmente, pienso que en ese mañana, para ser mejor, no puede tener
cabida el Capitalismo. Amante orgulloso de nuestra historia, asumo la
deuda que, como privilegio, me legaron mis antepasados y todos los
hombres que han luchado por la libertad y la justicia. Continuar en
combate, es la única forma de saldar esa deuda. Así, con esta
profesión de vida, al pase de lista de la Historia, respondo: ¡Aquí
estamos!

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 2 de 2013



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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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